Las playas de Troia son bellÃsimas, están cerca de Lisboa y en los restaurantes se come muy bien.Es un lugar de veraneo, donde apetece descansar, y disfrutar de kilómetros de arenal blanco bañado por tranquilas aguas.
A lo largo de la carretera, o sobre las dunas, desde la playa de Comporta hasta la de Pego, resulta fácil elegir un restaurante agradable para comer o cenar pescado de buenÃsima calidad. Basta andar pocos kilómetros para cambiar de paisaje. En la playa de Galé las dunas se interrumpen para dar paso, hasta Melides, a un acantilado de cinco millones de años.
Si le gusta jugar al voleibol, fútbol o rugby, encontrará porterÃas y redes en la playa de Tróia-Mar, cerca del ferry que comunica la penÃnsula de Tróia con la ciudad de Setúbal.
Vale la pena atravesar esta estrecha puerta que abre la desembocadura del rÃo Sado al océano. Hasta puede tener suerte y ver como algunos simpáticos delfines nadan acompañando su barco.
Hacia el interior quedan los encinares y pinares, asà como la alfombra ondulada de los arrozales de la Reserva Natural del Estuario del rÃo Sado, donde pasan el invierno las familias de aves, que aquà hacen sus nidos.
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