Olhao





Situada a 10 km al este de Faro, Olháo es una tierra de pescadores, de la que sólo tenemos noticias a partir de finales del siglo XVII. 
De hecho, en la iglesia matriz existe una lápida con una inscripción que confirma que el templo pudo haberse comenzado a construir hacia 1698, momento en que en la zona seguramente sólo debía haber un par de cabañas de paja.
Sin embargo, en 1779, y con ocasión de los sitios de Gibraltar y de Cádiz, los pescadores y marineros se beneficiaron tanto del comercio con los sitiadores como con los sitiados, hasta el punto de que, en 1790, las cabañas acabaron convirtiéndose en casas.
El núcleo del barrio de los pescadores era único en el Algarve, y constituía un interesante ejemplo de arquitectura popular. Era un laberinto de casitas cúbicas rematadas por azoteas en las que se ponía a secar el pescado y la fruta, un entrelazado de callejones, patios y chimeneas, muy a semejanza de una kasbah marroquí.
 De ahí que Olháo fuera conocida como «villa cubista», hasta tal punto la geometría de sus caseríos recordaba a las obras de Picasso. Siendo tierra de contrabando y de contrabandistas, no había casa que no albergara un escondrijo, de modo que, en caso de registro por parte de las autoridades, a mercancía pasara rápidamente de casa en casa burlando a los inspectores.


Al entrar en Olháo por el viaducto procedente de Faro, el visitante puede atisbar aún parte de ese ambiente: a la derecha, las pirámides blancas de sal; enfrente, la ría con el faro en la desembocadura apuntando hacia el cielo; y a la izquierda, lo que queda del barrio de los pescadores.
Lo ideal es detener el coche junto a uno de los dos mercados de estilo árabe situados en la Avenida Marginal. En dicho sitio, los domingos por la mañana, se celebra una feria, que posee un carácter aún muy genuino. En agosto, se realiza también aquí el Festival del Marisco, que atrae a una multitud de visitantes.

Después de dar un paseo por el pintoresco barrio de los pescadores, es recomendable seguir por la calle del Comercio (donde, como sugiere su nombre, se encuentran las tiendas principales) y admirar la iglesia matriz y la Casa do Compromisso Marítimo (una antiquísima asociación de ayuda mutua entre los pescadores, en cuya fachada se encuentra una hornacina con una imagen de Nuestra Señora del Rosario). 
Desde el campanario de la iglesia, puede obtenerse una de las mejores perspectivas de la Ría Formosa. Y en la parte posterior encontramos un humilladero con velas y exvotos dedicados al Patrón de los Afligidos, algo que no puede ‑faltar en una tierra de hombres de mar.


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