Esta pequeña joya de la arquitectura prerrománica de Sao Frutuoso de Montélios debe su fundación a San Fructuoso obispo de Dume y Braga durante la época visigótica, y es aquà donde decidió ser sepultado, pasada la mitad del VII.
La capilla se encontraba rodeada de un entorno monástico de importante tamaño, centro religioso de la región durante este periodo y que se perdió al inicio del siglo XVI, cuando se procedió a las obras de reedificación del monasterio por parte de los franciscanos.
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